La «Encantá» de la Chorrera de las Sierpes

La leyenda de la «Encantá» de la Chorrera de las Sierpes es una historia que ha perdurado en el tiempo, evocando la belleza y el misterio de un manantial que se ha convertido en un lugar de temor y fascinación.

La Joven y el Manantial

Hace siglos, en una hacienda cercana a la Chorrera de las Sierpes, vivía una joven que solía acercarse al manantial a llenar su cántaro de agua. Se decía que el agua del manantial tenía el poder de conservar la belleza y juventud de quienes se lavaban con ella. Un día, mientras esperaba que su cántaro se llenara, un mozo llegó montado en su mula. Al verse, la joven se sonrojó y, tras una amena conversación, ambos se enamoraron profundamente, prometiéndose amor eterno.

Sin embargo, un día el mozo no apareció; había partido en busca de fortuna y encontró su trágico destino a manos de bandoleros. La joven, llena de desesperación, continuó acudiendo al manantial, pero su amado nunca regresó. Finalmente, decidida a acabar con su sufrimiento, ingirió veneno de adelfa en una cueva cercana y desapareció en la noche.

La Desaparición y los Rumores

Los padres de la joven, al no encontrarla, comenzaron a buscarla sin descanso, pero su esfuerzo fue en vano. Con el tiempo, la angustia de la pérdida les llevó a la muerte. La leyenda de la joven se entrelazó con la historia del manantial, donde se rumoreaba que algunos pastores y viajeros desaparecían misteriosamente al acercarse.

Muchos atribuían estas desapariciones a los bandoleros, aunque algunos creían que había algo más siniestro en juego. Con el paso de los años, la Chorrera de las Sierpes se convirtió en un lugar de supersticiones y temores.

El Encuentro con la «Encantá»

Una noche de San Juan, un viajero se acercó a la Chorrera a abrevar su caballo. Al llegar, notó un resplandor proveniente de las rocas y, escondido, observó cómo una hermosa dama vestida de blanco se acercaba. Ella se presentó como Sila y, al pedirle que le llenara su cántaro de agua, el pastor quedó encantado. Sin embargo, al seguirla a su cueva, desaparecieron juntos, dejando tras de sí solo un cántaro roto.

Cuando el viajero llegó al pueblo, su relato fue recibido con escepticismo y burlas, salvo por el viejo posadero, quien recordaba otras historias similares. Pero al poco tiempo, se supo que el hijo del Tío Ramón había desaparecido en la misma Chorrera, lo que reavivó los rumores y temores sobre la «Encantá».

La Leyenda en la Cultura Local

A partir de ese momento, la leyenda de la mujer encantada se volvió más prominente. Los lugareños comenzaron a temer acercarse a la Chorrera de las Sierpes, especialmente en la noche de San Juan, convencidos de que la joven seguía allí, esperando atraer a más incautos a su destino.

La historia de la «Encantá» se convirtió en un símbolo del peligro oculto en la belleza y en el amor no correspondido, así como en la desolación de quienes se dejan llevar por la desesperación. Hoy, la Chorrera de las Sierpes no solo es un manantial, sino un recordatorio de los misterios que pueden acechar en los lugares más tranquilos, así como de la eternidad de las leyendas en la memoria colectiva.

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